Un boliviano destaca en México en la fabricación de exoesqueletos

El boliviano Ricardo Roberts radica hace 12 años en México y en 2014 inició, junto a dos de sus compañeros, una empresa que empieza a ganar premios por su innovación en la fabricación de exoesqueletos mécanicos para la rehabilitación y movilidad de discapacitados y personas de la tercerar edad.

Nacio en La Paz. Uno de sus objetivos es democratizar el acceso a esos dispositivos y sobre todo llegar a Bolivia, su tierra, con sus productos en una alianza -espera- con el Gobierno, la academia o la industria.

WeaRobot, es el nombre de la empresa que creó junto a Ernesto Rodríguez y Eduardo Piña, docentes del Tecnológico de Monterrey. Todos con conocimientos en robótica dieron marcha al proyecto en el Laboratorio Nacional de Robótica en el Tecnológico de Monterrey .

Estudió ingeniería Mecatrónica. “Me gradué con honores el 2009” y tras un posgrado realicé -dijo- “investigación en Robótica, de forma particular en Interacción Humano-Máquina, la cual incluye Exoesqueletos e Interfaces Hápticas, referentes al sentido del tacto".


El boliviano Ricardo Roberts (izq) junto a sus colegas mexicanos Ernesto Rodríguez y Eduardo Piña. Foto: Ricardo Roberts

Los exoesqueletos funcionan a partir de señales cerebrales y musculares para determinar el instante en el que las articulaciones del cuerpo requieren de fuerza.

WeaRobot busca resolver el problema de pérdida de movilidad en adultos mayores o personas con discapacidad física.

El proyecto logró el primer lugar en el concurso de emprendimiento social The Venture de Chivas Real el año pasado y les permitió participar por un millón de dólares en la competencia global.

“Somos un núcleo de tres fundadores con apoyo adicional de empleados y practicantes, tuvimos una primera versión lista en seis meses”, contó el boliviano para luego explicar que el tiempo para fabricar un exoesqueleto depende del equipo con el que se trabaje.


Los exoesqueletos tienen un precio elevado, sin embargo el objetivo último  de WeaRobot es “democratizar el acceso a este tipo de dispositivos".

"Si podemos reducir el costo inicial de un exoesqueleto a la mitad a los centros de rehabilitación dispararía el número de personas que pudieran acceder a esta tecnología”, sostiene.

Ayudar a pacientes en Bolivia es uno de sus anhelos del destacado profesional boliviano, aunque primero es necesario el interés de lo que llama "la triple hélice".

“Cualquier contacto con algún miembro de la triple hélice (Gobierno, Academia, Industria) para facilitar la implementación de la tecnología en Bolivia es de nuestro interés”, afirmó.

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