Desde el mundillo de la informática, en muchas ocasiones caemos en el
error de considerar los ordenadores como un fin en sí mismos, y no como
un medio. Como una herramienta para hacer otras cosas y estamos más
preocupados en tener la última versión de todo que en sacarle todo el
jugo a la versión que tenemos.
El
caso de George R.R. Martin, autor, entre otras cosas, de Juego de
Tronos, es el contrario: utiliza un viejo ordenador con MS-DOS y un
procesador de textos WordStar 4.0, para escribir sus novelas y guiones,
entre otras cosas. Porque dicho programa hace exactamente lo que él
quiere, ni más ni menos. Es su herramienta de trabajo y es con la que se
siente más cómodo y seguro. Sin correctores ni cambios de minúsculas
por mayúsculas sin darse cuenta.
Lo podemos leer aquí.
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